José Alejandro Peña
De "La vigilia de todas las islas"
EL INICIO DE LA REALIDAD
Es el inicio de la realidad
buscando un plano
una salida oblicua
y sucesiva de lo que antes
fue
la suma de lo incomprensible.
La bruma que se esfuma
entre bordadas luces clandestinas
un sueño bosquejado en
parco alivio
la
corneja dañada en las agujas recónditas
del beso.
Hay una luz debajo de cada cosa
que el hombre ha presentido
una luz indiscreta como un piano
como
un guante que retiene
el calor de nuestra mano
y eso que se presiente dentro
en el diluvio de las formas
que se inflaman...eso es pasado.
Oscuridad total el mundo entero.
En el sinfín de todo
estoy naciendo
El poema que escribo se hace luz
para ocultar su belleza.
DUPLICIDAD DE LA PRIMERA
PERSONA
Lenta prisa cerrada
ensimismada la ventana o el muro
que fue un ala
una pluma en el polvo
abriendo
hacia los corderitos
que se esfuman en lo negro.
La cruel invención de la belleza
de lo blanco y lo negro
de lo dulce y lo amargo
de lo febril de
lo fugaz
lo cristalino de lo inerte
una cabeza de sierpe prensada
con un ladrillo autómata.
La única realidad de lo imposible
es el juego en el que se sostiene
que ninguna cosa es real o irreal
y
que solamente el azar salva
los límites de lo lleno en lo vacío
y viceversa.
EL ACOSADO DE LA COSA MARTIR
A Domingo (Alfieris) Bonilla
en Homenaje de Amistad
¿Es real la luna reflejada en la arena
como una brasa que recorre los élitros
de un párpado ya
herido?
¿es real lo que pienso de mí
tajantemente así para anularme?
En el acuoso juego del acoso
que la cosa en el ocaso
acaso trama de mis noches espléndidas
contínuas
sólo es real
lo que no existe.
EL OJO DE PESCADO
Todo parece coincidir en dos cosas
que imagino concéntricas y alargaduchas
y sin color ni aroma,
como la cáscara de arroz
o el ojo de pescado...
y es así, sin descripción alguna, como suelo
explicar lo inexplicable de la falta de voluntad
en la
personita que juzga
con alguna razón misteriosa
a un hombre laborioso y conciente
y lo juzga tan mal
que ya no puedo ni hablar
ni estar callado.
¿Cómo puede uno hablar del vacío
sin sentirlo o hablar de la muerte sin morir
o de la vida sin haberla
vivido?
EL MONARCA DE LOS CUENTOS RUSOS
La certeza de todo es lo que te aleja
de todo,
la certeza de que todo es pesadumbre
y desarmonía
la certeza de que nadie te dará
lo que vales
a cambio de que te
muestres por siempre receptivo
y domable
¿te acuerdas del monarca de los
cuentos rusos?
El no pudo ni supo concretar la ambición
de alegría de su hermano menor
y cayó en una de esas trampas
de frivolidad
que hoy se acomodan a los cuellos tiesos
que deambulan por toda la plaza...
EL TORSO DE LA VENUS
Es real ese torso de la venus que recupera
el abrazo de la mazorca podrida.
Es real el instante
que se humilla
para proclamarse rey de la unidad
y del peligro.
Todo se agita en contra de una ley mayor
a las leyes de nuestro conocimiento de
la verdadera causa
que
es tan innecesaria como todas las leyes
que se dictan para humillar a los otros
y por las cuales uno mismo es humillado
y
condenado.
LOS NIÑOS TURCOS
También los niños turcos tienen las cicatrices de los árboles viejos.
En Santo Domingo se queman
los cimientos de las últimas llagas
peregrinas y no se sueña una astilla de sol cada mañana...
No hay regreso que torture los límites de la desesperación.
También los niños griegos, los niños antillanos
y los niños bordados como ajíes
preguntan a las sombras
por los huecos hirsutos
de sus pasos
y sus muelas en llamas dando forma a este grito
que se aprende de pronto
lentamente.
Una voz en pedazos construye su ventana.
Una voz en pedazos reconstruye el azar.
Es mi voz. Pero
yo estoy callado sintiendo
lo que piensan los hombres y los dioses a esta hora.
Hay un olor a uva en cada piedra desplomada
y un cementerio palpitante en la sonrisa
usurpadora del
vendedor de calamares
o de los navegantes perdidos en una lágrima
o de los banqueros que quieren hacer
de cada
hombre un trozo de su propia corbata.
También los niños turcos tienen padres franceses
y una madre educada
y un ángel que los cuida de las
bombas atómicas.
LA DESCONFIGURACION DE LA LUZ
Se va del árbol
su follaje agreste
y de la voz su hondura cautelosa
y del ahogado
en su
propia coraza maloliente
se van desfiguradas hormiguitas
Se va la luz
de una vela
en su velero
astilla de los
huesos
para siempre.
A LAS CUERDAS DEL ARPA
Se tiene por deseo de
la zozobra una especie de pánico
a las cuerdas del arpa
alguien del otro
lado
pide ayuda
también yo pido morir
bajo la lluvia en Montreal
con la cabeza en blanco
y la garganta en blanco
sosteniendo
mi mano
en la baranda que yo imagino
aquí
en este hueco
de la Realidad
cosido al pecho
con una cinta roja de Antonin Artaud
y unos versos
terribles
nunca escritos.
EN UNA ALDEA EN MI PAIS
Con la pureza en graduales
alcoholes de cemento
escribo: ni vivo ni muero
estoy en una aldea
en mi país
donde nadie sabe quien soy
ni yo tampoco.
Aquí bajo este árbol murió
del vedrinismo Vigil Diaz
con su bastón de París
y sus corbatas de oxígeno
y
de anhelo
y sus palabras entrelazadas
a las hojas del almendro
imaginario
que yo como epitafio disemino.
La mariposa en el pulgar de Kurosawa
desaparece y alguien asegura haberla visto
aquí donde se cierra
el silencio.
Copyright © 2004 José Alejandro Peña